lunes, 19 de diciembre de 2011

BUSCANDO A CRISTO EN TU CORAZÓN

"Lo busqué y no lo hallé" (Cantáres 3:1)


Dime donde perdiste a Cristo y yo te mostraré el lugar mas probable dónde hallarlo. ¿Lo has perdido en tu cámara secreta, por descuidar la oración? Si es así, allí debes buscar y hallarlo. 

¿Lo perdiste a causa del pecado? Entonces solamente lo hallarás abandonando el mal y tratando de mortificar, con la ayuda del Espíritu Santo, los miembros en los cuales reside la conscupisencia.

¿Lo perdiste por ser negligente en el estudio de las Escrituras? Entonces debes buscarlo allí. Dice un proverbio: "Busca la cosa perdida en el lugar donde se te cayó, pues allí está". Así, pues, busca a Cristo en donde lo perdiste, pues El no se fue.

Pero retroceder en busca de Cristo es pesada labor. Bunyan nos cuenta que el peregrino consideró el camino desandado hacia el cenador, donde había perdido el rollo, el más duro de todos los que había andado. Resulta mas fácil andar veinte kilómetros hacia adelante, que desandar uno en busca de lo que hemos perdido. Procura, por tanto, al hallar al Maestro, estar estrechamente unido con El. Pero, ¿cómo es que lo has perdido? Cualquiera hubiese pensado que tu jamas te separarías de tan precioso amigo, cuya presencia es tan dulce, cuyas palabras son tan consoladoras y cuya compañía es tan querida. ¿Cómo es que no lo miraste continuamente por temor de perderle de vista? Sin embargo, ya que lo dejaste ir, es una bendición que ahora lo estés buscando, aunque gimas tristemente, diciendo: "¡Oh, si supiese donde hallarlo!" Continúa buscándole, pues es peligroso estar sin el Señor. Sin Cristo eres igual a una oveja sin pastor; igual a un árbol sin agua; igual a una hoja marchita en la tempestad, no unida al árbol de la vida. Búscalo con corazón íntegro y lo encontrarás. Entrégate a una búsqueda insistente, y, sin duda lo hallarás para tu gozo y contentamiento.


No hay comentarios:

Publicar un comentario