jueves, 29 de diciembre de 2011

TU PALABRA - MARCELA GANDARA

LAS PUERTAS DEL CIELO ESTAN ABIERTAS Y ESPERANDO A QUE ENTREMOS

"Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó. " (Romanos 8:30)

Creyente, hay para ti una preciosa verdad. Puedes ser pobre, estar sufriendo o ser desconocido, pero, anímate haciendo memoria de tu llamamiento y recordando sus consecuencias, especialmente aquella de la cual habla el pasaje bíblico arriba citado. 

Tan cierto como el hecho de que tu eres un hijo de Dios, tus pruebas pronto acabaran y seras rico en todos los sentidos de la bienaventuranza. Aguarda un momento y tu cansada cabeza ostentará la corona de gloria y tu mano tomara el cetro de la victoria. No lamentes tus pruebas, sino más bien regocijate de que pronto estarás donde "no habrá mas llanto, ni clamor, ni dolor". Los carros de fuego están a las puertas, y en un momento te llevaran a la gloria. El eterno canto esta cerca de tus labios. Los portales del cielo están abiertos para dejarte pasar. No pienses que puedes dejar de entrar en el reposo. Si Él te ha llamado, nada te puede apartar de su amor. La angustia no puede romper el vínculo; el fuego de la persecución no puede quemar el eslabón; el martillo del infierno no puede quebrantar aquello que te amarra al cielo. Tú estas seguro; aquella voz que te llamo al principio te llamara otra vez para que vayas de la tierra al cielo, de las lóbregas tinieblas de la muerte al inefable esplendor de la inmortalidad. Descansa seguro, el corazón del que te justifico, late por ti de infinito amor. Pronto te encontraras entre los glorificados, alla donde esta tu verdadero hogar.

Lo único que estas esperando aquí es ponerte en condiciones para gozar de la herencia; una vez que esto se realice, las alas de los ángeles te llevaran lejos al monte de la paz, el gozo y de la felicidad, donde, apartado del mundo de aflicción y de pecado, y en eterna comunión con Dios, descansaras para siempre.

EL SHADDAI - DANNY BERRIOS

HAY QUE RESPONDER A LOS QUE NOS CONTRADICEN

"Y el que había sido sanado no sabía quién fuese, porque Jesús se había apartado de la gente que estaba en aquel lugar." (Juan 5:13)

Cuando hay salud y felicidad los años nos parecen cortos, pero treinta y ocho años de enfermedad le habrán parecido eternos al pobre hombre de manera que, cuando Jesús lo sanó con una palabra, mientras yacía junto al estanque de Bethesda, sintió, con agrado, un gran cambio. 

Así también el pecador que ha estado por días, semanas, meses o años desesperadamente paralitico y suspira por salvación, es muy consciente del cambio, cuando Jesús pronuncia la palabra de poder, y le da, el creer, gozo y paz. El mal quitado es demasiado grande como para que no notemos el alivio; la vida que se nos imparte es demasiado importante como para que la poseamos sin sentirla, y el cambio operado es demasiado maravilloso como para que no lo advirtamos. Sin embargo, el pobre hombre no conocía al autor de su sanidad. No conocía el carácter sagrado de su persona, los oficios que desempeñaba o la misión que lo había traído a estar entre los hombres. Mucha ignorancia queda en los corazones que, no obstante, sienten el poder de su sangre. 

No debemos condenar a los hombres precipitadamente a los hombres por su falta de conocimiento, sino que donde podemos ver la fe que salva al alma, debemos creer que la salvación ha sido otorgada. El Espíritu Santo trae arrepentimiento a los hombres, antes de hacerlos teólogos; y el que cree lo que sabe, pronto conocerá mas claramente lo que cree. Aun así, la ignorancia es un mal, pues este pobre hombre fue muy molestado por los fariseos, y fue totalmente incapaz de discutir con ellos. Es bueno saber responder a los que contradicen, pero no podemos hacerlo sino conocemos claramente al Señor Jesús. Mas adelante vemos que la cura de su ignorancia llego después de la cura de su enfermedad, pues él fue visitado por Jesús en el templo. Y después de aquella manifestación, se le hallo testificando "que Jesús era el que lo había sanado".
 

CADA DIA - TERCER CIELO

POR SUS LLAGAS HEMOS SIDO CURADOS

"Sabiendo esto Jesús, se apartó de allí; y le siguió mucha gente, y sanaba a todos". (Mateo 12. 15)


¡Cuántas enfermedades espantosas eran presentadas a Jesús! Sin embargo, El no se enfadaba, sino que atendía pacientemente a cada enfermo. ¡Qué variedad singular de males se junto a sus pies!¡Qué repugnantes úlceras y que putrefactas llagas! Sin embargo, Jesús estaba pronto a hacer frente a toda nueva manifestación del monstruo del mal, y siempre salia victorioso.

Vinieran de donde vinieran los dardos de fuego, él siempre los apagaba. El calor de las fiebres o el frió de la hidropesía; el letargo de la parálisis o la furia de la locura; la inmundicia de la lepra o la oscuridad de la oftalmia, todos conocían su poder y a sus ordenes, salían. En todo lugar Jesús salía victorioso sobre el mal, y recibía  el homenaje de los cautivos libertados.

El vino, vio y conquistó en todo lugar. Y en estos tiempos es lo mismo. Cualquiera que sea nuestro mal, el médico amado puede sanarnos; y cualquiera sea el estado de las personas que puedas recordar en oración este momento, puedo confiar en que Jesús los sanara de sus pecados. Nuestros hijos, nuestros padres, nuestros amigos, nuestros seres mas queridos; por todos podemos esperar cuando recordamos el poder sanador de nuestro Señor Jesucristo; y en cuanto a cada uno, aunque dura es la batalla que tenemos con los pecados y las enfermedades, podemos, no obstante, estar de buen animo. El que sobre la tierra hizo grandes milagros y señales, aún dispensa su gracia y obra maravillas entre los hijos de los hombres. Vayamos a El corriendo. Alabemosle en este momento al recordar como obro sus sanidades espirituales, que le dieron tanto renombre. Recordemos que lo hizo "llevando nuestras enfermedades" y que "por sus llagas hemos sido curados". La Iglesia que esta en la tierra está llena de almas sanadas por nuestro Médico Amado; los habitantes del cielo mismo confiesan que Él los sanó a todos. Vamos pues a publicar las virtudes de su gracia, y hagamos que sean a "Jehová por nombre, por señal que nunca sera raída".

lunes, 19 de diciembre de 2011

BUSCANDO A CRISTO EN TU CORAZÓN

"Lo busqué y no lo hallé" (Cantáres 3:1)


Dime donde perdiste a Cristo y yo te mostraré el lugar mas probable dónde hallarlo. ¿Lo has perdido en tu cámara secreta, por descuidar la oración? Si es así, allí debes buscar y hallarlo. 

¿Lo perdiste a causa del pecado? Entonces solamente lo hallarás abandonando el mal y tratando de mortificar, con la ayuda del Espíritu Santo, los miembros en los cuales reside la conscupisencia.

¿Lo perdiste por ser negligente en el estudio de las Escrituras? Entonces debes buscarlo allí. Dice un proverbio: "Busca la cosa perdida en el lugar donde se te cayó, pues allí está". Así, pues, busca a Cristo en donde lo perdiste, pues El no se fue.

Pero retroceder en busca de Cristo es pesada labor. Bunyan nos cuenta que el peregrino consideró el camino desandado hacia el cenador, donde había perdido el rollo, el más duro de todos los que había andado. Resulta mas fácil andar veinte kilómetros hacia adelante, que desandar uno en busca de lo que hemos perdido. Procura, por tanto, al hallar al Maestro, estar estrechamente unido con El. Pero, ¿cómo es que lo has perdido? Cualquiera hubiese pensado que tu jamas te separarías de tan precioso amigo, cuya presencia es tan dulce, cuyas palabras son tan consoladoras y cuya compañía es tan querida. ¿Cómo es que no lo miraste continuamente por temor de perderle de vista? Sin embargo, ya que lo dejaste ir, es una bendición que ahora lo estés buscando, aunque gimas tristemente, diciendo: "¡Oh, si supiese donde hallarlo!" Continúa buscándole, pues es peligroso estar sin el Señor. Sin Cristo eres igual a una oveja sin pastor; igual a un árbol sin agua; igual a una hoja marchita en la tempestad, no unida al árbol de la vida. Búscalo con corazón íntegro y lo encontrarás. Entrégate a una búsqueda insistente, y, sin duda lo hallarás para tu gozo y contentamiento.


LUZ Y OSCURIDAD NO TIENEN COMUNIÓN

"Y vio Dios que la luz era buena; y separo Dios la luz de las tinieblas". (Génesis 1:4)

La luz bien puede ser buena, pues emana de este mandato de bondad:"Sea la luz". Los que gozamos de esa luz deberíamos ser agradecidos, y ver más de Dios en la luz y por la luz. Salomón dice que la luz natural es agradable, pero la luz del Evangelio es infinitamente más agradable, por que nos revela cosas  eternas y ministra a nuestras naturalezas inmortales. Cuando el Espíritu Santo nos da luz espiritual y abre nuestros ojos para contemplar la gloria de Dios en la faz de Jesucristo, vemos el pecado en sus colores reales y nos vemos a nosotros mismos en nuestra verdadera posición. Vemos al santísimo Dios como se revela a si mismo; vemos el plan de misericordia como El lo presenta y al mundo venidero como El lo describe. La luz espiritual tiene muchos colores y destellos prismáticos, pero ya sean conocimiento, gozo, santidad o vida eterna, todos son divinamente buenos. Si la luz recibida es tan buena, ¡qué seré la luz en esencia, cuán glorioso será el lugar donde El se revela a sí mismo! ¡Oh Señor, ya que la luz es tan buena danos más luz, más de ti mismo, que eres la verdadera luz! En cuanto algo bueno viene al mundo en seguida es necesaria una división. La luz y las tinieblas no tienen comunión. Dios las ha dividido; no las confundamos pues. Los hijos de luz no deben tener comunión con los hechos, las doctrinas y las falsedades de las tinieblas. Los hijos del día deben ser sobrios, honestos e intrépidos en la obra del Señor, dejando las obras de las tinieblas a aquellos que habitan por siempre en ellas. Nuestras iglesias deben, por disciplina, dividir la luz de las tinieblas y cada uno en particular, por su distinta separación con el mundo, debe hacer lo mismo. El juzgar, obrar, oír, enseñar, debemos discernir entre lo precioso y lo vil y mantener la gran distinción que Dios hizo el primer día de la creación del mundo.

CUAN GRANDE ES EL - INGRID ROSARIO

TU HAS SIDO FIEL - JESUS ADRIAN ROMERO

VEN, TE NECESITO - LILLY GOODMAN Y JESUS ADRIAN ROMERO

martes, 13 de diciembre de 2011

EL VERDADERO CRISTIANO DEBE PADECER.

"Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia". Hebreos 5:8


Se nos dice que el autor de nuestra salvación fue consumado por nuestras aflicciones; de modo que nosotros, que somos pecadores, que estamos lejos de ser perfectos, no debemos admirarnos si somos llamados a padecer. ¿Ha de ser la cabeza coronada con espinas mientras los otros miembros se mecen en el delicado regazo de la comodidad?¿Tienes Cristo que cruzar los mares de su propia sangre para ganar la corona, mientras nosotros marchamos al cielo a paso descuidado con nuestros pies dentro de zapatos de marca? No, la experiencia del Maestro nos enseña que es necesario el sufrimiento, y que el verdadero hijo de Dios no debe esquivarlo no desear esquivarlo, aunque pueda. Hay un pensamiento muy confortable en el hecho de que Cristo fue "consumado por aflicciones": el que puede entendernos como somos nosotros "Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado" (Hebreos 4:15). En esta comprensión de Cristo hacia nosotros hallamos un gran poder sustentador. Uno de los primeros mártires dijo: "Puedo soportar todo, por que Jesus sufrió, y ahora, también sufre por mi. El me entiende y eso me fortalece".

Creyente, echa mano de este pensamiento en todos los tiempos de agonía. Que el recuerdo de JESUS te fortalezca mientras marchas tras sus pasos; encuentra en su comprensión cariñoso apoyo y recuerda que es honroso sufrir, sufrir por Cristo es gloria. Los apóstoles se gozaron de que fueron tenidos por dignos de padecer. Dios nos honra cuando nos da gracia para sufrir por Cristo y con Cristo. Las insignias de los reyes a quien Dios ha ungido son sus aflicciones, sus tristezas y sus penas. No rehuyamos, pues, el ser honrados. No nos privemos de ser exaltados. Las penas nos exaltan; las aflicciones nos elevan.

"Si sufrimos, también reinaremos con él" II Timoteo 2:12.

LA ORACIÓN NOS UNE CON JESUS

"Perseverad en la oración, velando en ella con acción de gracias". Colosenses 4:2

Es interesante observar cuantos pasajes en las Escrituras se ocupan de la oración, dando ejemplos, inculcando preceptos y haciendo promesas. Apenas abrimos la Biblia leemos: "Entonces los hombre empezaron a invocar el nombre del Señor" (Génesis 4:26). Y poco antes de acabar el Libro Sagrado, hallamos el amén de una ardiente suplica.
Hay innumerables ejemplos: Aquí hallamos a Jacob que lucha, allá a Daniel que ora tres veces por día, y mas allá a David que clama a Dios con todo su corazon. En el monte vemos  a Elias, en la carcel vemos a Pablo y Silas. Tenemos multitudes de mandamientos y miles de promesas. ¿Qué otra cosa nos enseña esto, sino la sagrada importancia y la necesidad de la oración  Estemos seguros de que cualquier cosa que Dios ha destacado en su Palabra, desea que ocupe un lugar importante en nuestra vidas, Si ha hablado mucho de la oración, es por que sabe que tenemos necesidad de ella. Tan grandes son nuestra necesidades  que hasta llegar al cielo no debemos dejar de orar. ¿No necesitas nada? Temo que no conoces tu pobreza. ¿No tienes deseo de pedir a Dios? Entonces que la misericordia de Dios te muestre tu miseria.  Un alma sin oración es un alma sin Cristo. 

La oración es la balbuceo del niño en la fe, el clamor del creyente que lucha y la música del santo que agoniza y duerme en JESUS. La oración es la respiración, la consigna, el consuelo, la fortaleza y el honor de un cristiano. Si eres hijo de Dios, buscarás el rostro de tu Padre y vivirás de su amor. Pide a Dios te conceda ser santo, humilde, celoso de su obra y paciente. Ten una comunión mas intima con Cristo y entra mas frecuentemente en el banquete de su amor. Pídele que te haga un ejemplo y una bendición para otros, y que te ayude a vivir mas para la gloria del Maestro. La bandera de tu vida debe ser: "Perseverad en la oración".