En la figura de las dos puertas y los dos caminos encontramos dos ideas opuestas. La primera idea es la de la vida y el evangelio fácil. Las palabras "ancho" y "espacioso" nos resultan atractivas. insinúan un hacer lo que todo el mundo hace, un dejarse llevar por la corriente. No cuesta encontrar esta puerta y andar por este camino. Por eso, la mayoría de la humanidad transita por él. Es la vida de las multitudes que prefieren lo fácil antes que lo verdadero, de los que consideran excesivo el costo de ser un autentico seguidor de Jesús. Andar por este camino es lindo, el viaje es placentero, no hay piedras ni escollos que superar. Pero el asunto es que cuando tomamos un camino no lo hacemos por que sea bueno o malo sino porque nos lleva a donde queremos ir. En la vida, si queremos ir a la perdición, este es el camino a tomar.
Pero si queremos el camino que lleva a la vida, entonces no podemos tomas el primer camino hermoso que encontremos. Tenemos que buscar otro que quizá requerirá de nosotros renunciamientos y disciplina, pero que, al final, nos llevará a donde queremos ir.
¿ Cuál, entonces, es el costo de lo auténtico? Es regir nuestras vidas con las enseñanzas de Jesús, lo cual significa nadar contra la corriente, no ser parte de la mayoría, se incomprendido, ser objeto de burlas y rechazos. Podemos hacerlo teniendo siempre presente nuestro destino final: "Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida" (Apocalipsis 2:10).
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